¿Cuál es el valor del diseño en una empresa? ¿Cómo podemos medirlo? ¿Y ponerlo en valor? ¿Es importante el diseño en una start-up? Éstas y muchas otras preguntas surgieron en la dinámica organizada por Nectar y Mr. Jeff en la que cerca de 60 personas debatieron sobre la importancia del diseño y la importancia de ponerlo en valor para transmitir su eficiencia.
Por medio de un Fishbowl – un espacio en el que cuatro personas debaten de manera alternativa con cinco sillas y cualquier persona del público puede salir y aportar sus ideas – el encuentro dio para grandes reflexiones en torno al diseño. Personas de muy distinta procedencia conversaron sobre su importancia, tanto en las start-ups como en las empresas más tradicionales. Un diseño que se aplica desde el inicio, de manera transversal, con diseñadores internos y externos que ayudan a la empresa a innovar y seguir mejorando.
¿Cómo convencemos a un empresario de que el diseño aporta valor? Javier La Casta lanzó esta primera pregunta a la que, por consenso común, se respondió que con cifras. “El diseño es una herramienta capaz de generar conversión, de crear indicadores objetivos que muestran que genera riqueza, con información real sobre su aplicación”, explicó el diseñador. “Deberíamos ser capaces de contabilizarlo y mostrarlo como una herramienta para poner en valor nuestro trabajo”, concluyó. Para Marta Solsona, diseñadora de producto de Mr. Jeff, “esos datos nos darían la posibilidad de convencer a la dirección de la empresa para seguir invirtiendo en diseño y respaldar las decisiones relacionadas”, señaló.
Poco después el debate derivó hacia el momento ideal en que una empresa debería contratar a un diseñador. La opinión general fue que desde el inicio, para aportar valor desde el producto, desde la comunicación, desde la imagen. El diseño no es cuestión de un único departamento, ha de estar de manera transversal y formar parte de todas las decisiones de la empresa.
“Lo mejor de incorporar a un diseñador a la empresa desde las primeras decisiones es que evitas problemas. El diseño también te aporta diferenciación, reflexión y una mejora de la experiencia del usuario, la comunicación y los procesos. Siempre y cuando sea un buen diseño” subrayó Ray, product design de Mr. Jeff.
¿Y cómo hablarle de diseño a una empresa tradicional? Ésa fue otra de las preguntas de la tarde. “Es muy complicado, aunque el diseño es, sin duda, diferenciación. Es una manera de obligarse a reinventar procesos y rutinas que en muchos casos están demasiado enquistados en empresas tradicionales. Apostar por diseño supone rejuvenecer, obligarse a ser mejores, a comunicar mejor, a trabajar mejor, a investigar, a contar con la opinión de terceras personas que, desde fuera de la empresa, aportan una visión nueva. Las empresas tienden a acomodarse en los beneficios. El diseño es la manera de reconvertir y de renovarse”, señalaron en un debate a cuatro voces.
La importancia de trabajar con expertos en el desarrollo de productos a nivel industrial fue una pincelada que añadió el diseñador Marcelo Alegre, de Alegre Design: “El diseño desde el inicio facilita la resolución de problemas a largo plazo. Son muchas las empresas que generan prototipos, ideas de producto, una gran experiencia web y una brillante comunicación pero, llegado el momento, no pueden venderlo porque no saben desarrollarlo industrialmente. Por eso es fundamental trabajar con diseñadores desde el primer momento”, afirmó.
Para concienciar a las empresas de la importancia del diseño, al igual que ha ocurrido con otros sectores como la innovación y la publicidad, lo importante es generar un discurso propio. Para el diseñador, Jesús Gallent, “debemos aprender a contar el valor del diseño de nuestro trabajo. No tenemos un discurso. No lo sabemos todo pero creemos que sí. Hemos de delegar y generar un equipo para resolver problemas. Y, cuando los resultados sean evidentes y comunicables, deben transmitirse desde la objetividad”, agregó el diseñador.
Por último, y como conclusión final, se habló de la importancia del diseño como una respuesta directa a las necesidades del usuario, a la resolución de sus problemas y expectativas. Saber a dónde vas y quién es tu receptor es una reflexión crucial para hacer un buen diseño, cumpliendo así las expectativas del usuario en todos los campos”, sostuvo Nieves Contreras, responsable de desarrollo de producto en Lladró.